Lo fascinante no es solo la tragedia en sí, sino lo que vino después. Mientras pasaba por una rehabilitación dolorosa y lenta, James descubrió algo revolucionario: los pequeños cambios consistentes pueden generar resultados extraordinarios. No fue un momento de iluminación súbita, sino una serie de pequeñas decisiones que, acumuladas día tras día, lo llevaron de ser un estudiante con lesiones cerebrales graves a convertirse en un atleta destacado y, eventualmente, en un experto mundial en cambio de conducta.